1 septiembre, 2025
ENCUENTRO DE LA RED DE SOLIDARIDAD Y APOSTOLADO INDÍGENA (RSAI)
Cerocahui, Chihuahua, Sierra Tarahumara, México
24 – 29 de agosto de 2025

Desde el pasado 24 de agosto un grupo diverso, proveniente de distintas geografías del continente, hemos cargado nuestro morral de historias y anhelos, y hemos emprendido el viaje: desde Chile, Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú, Guatemala, México, Canadá, y Euskal Herria. Desde los Grandes Lagos del extremo norte hasta el territorio del cono sur latinoamericano, hemos llegado a la Sierra Tarahumara, para llevar a cabo un encuentro de corazones con la intención de evaluar, reflexionar y proyectar el camino de la RSAI para los próximos tres años.
Hemos iniciado pidiendo permiso a esta tierra de cañadas y bosques de pino, tierra de mártires, para que nuestros corazones itinerantes se vean y sean escuchados en nuestros propios idiomas: Mapuche Lavkenche, Nahuatl, Moxeño, K’iche’, Ñuhú, Quechua, Tseltal, Rarámuris, Guaraní, Euskera, Inglés, Castellano. Han compartidon el caminar de estos días compañeros y compañeras de Alboan y Canadian Jesuit International (CJI), así como dos redes de la CPAL, la Federación Fe y Alegría y SJPAM. El recorrido se fue gestando desde el dolor y las lágrimas, el dolor de nuestros muertos y desaparecidos, las heridas y el clamor de la Madre Tierra, de los jóvenes y especialmente de las mujeres. Hemos sentido en nuestros cuerpos el dolor del racismo, el extractivismo, la explotación, la persecución, el despojo de nuestros territorios y la opresión a nuestros pueblos.
Pero también, desde nuestra llegada, nuestras hermanas y hermanos rarámuris nos han enseñado que el dolor también se danza y se ora. A lo largo de estos días hemos podido experimentar que el dolor también se comparte, se abraza, y que nuestro llanto también es colectivo. Hemos podido vernos en el otro y la otra, y en las heridas y amenazas de otros pueblos hemos podido reconocernos. Y así hacer nuestros los clamores y resistencias de otras latitudes y geografías. Nuestra voz ha resonado en común; y ha hecho eco en nuestra mente, en nuestro cuerpo y en nuestros corazones.
Desde la memoria de nuestro caminar vamos reconociendo que el dolor es semilla, aquella que alberga la esperanza necesaria para convertirse en árbol, de raíz firme y tronco fuerte. Convencidos de que la sabiduría de nuestros pueblos originarios tiene el fermento necesario para construir, en común, un mundo distinto.
Con diferentes lenguas, al ritmo del pascol y matachín, hemos orado a Onorúgame, pidiéndole que haga grandes nuestros corazones para seguir tejiendo este sueño hecho red, desde la cual anhelamos y nos comprometemos a seguir compartiendo la vida con nuestros pueblos, con sus historias, sus luchas y aspiraciones. Deseamos seguir estando sembrados en los territorios para fortalecer los tejidos comunitarios de los pueblos.
Que el testimonio de vida de nuestros hermanos Javier el “Gallo” y Joaquín, junto con el de tantos y tantas de nuestros pueblos originarios, sean signo de resurrección y vida en abundancia. Y que desde la resistencia y sabiduría de nuestros ancestros y ancestras podamos seguir cantando al sol, como la cigarra.
Agradecemos a Dios Padre y Madre, al Corazón del Cielo – Corazón de la Tierra, Cuidador de todos y todas, por este encuentro, desde las voces ancestrales de nuestros pueblos.
Red de Solidaridad y Apostolado Indígena (RSAI) de la CPAL