Agroecología como camino de resistencia y vida digna: aprendizajes desde el Valle del Cauca hasta Tirúa.

Compartimos el artículo de Makarena Vargas Garai y Angélica Villa Fierro de Fundación Licán, Tirúa (Chile):

Entre el 28 de mayo y el 16 de junio de 2025, emprendimos un viaje desde Tirúa, en la región del Bio bío, Chile, hacia el Valle del Cauca, Colombia. Fuimos parte de una pasantía agroecológica en el Instituto Mayor Campesino (IMCA), una experiencia profundamente transformadora que nos permitió aprender, compartir y enraizarnos aún más en nuestra opción por la tierra y la vida digna.

La pasantía tenía un propósito claro: fortalecer nuestras capacidades en agroecología a través del aprendizaje vivencial, el diálogo horizontal de saberes y la inmersión en territorios concretos. Esto significó convivir con familias campesinas y del pueblo indígena yanacona en las zonas rurales de Guacarí y Tuluá, donde participamos activamente en todas las tareas que hacen posible la vida en el campo.

Desde el primer día nos integramos como parte de las familias anfitrionas. Nos despertábamos a las 5 de la mañana para compartir las labores diarias: el cuidado del suelo, la reproducción de microorganismos de montaña, la transformación de productos como el cacao, el café y los derivados del ganado. También colaboramos en la organización de ferias agroecológicas urbanas, espacios donde el trabajo de la tierra se encuentra con la comunidad en la ciudad.

La metodología fue cercana, afectiva y profundamente participativa. Muy similar a la práctica etnográfica, basada en la observación activa, pero también en el corazón dispuesto. El aprendizaje no fue solo técnico, sino también humano, político y espiritual.

Uno de los aprendizajes más significativos fue comprender que la agroecología no se reduce a técnicas de cultivo. Es un proyecto político y cultural que sostiene la soberanía alimentaria, dignifica el trabajo familiar y reafirma el vínculo con el territorio. Las fincas agroecológicas que conocimos abastecen hasta el 70% del consumo familiar y generan excedentes para el mercado local, apostando por circuitos cortos, justos y solidarios.

En Santa Rosa de Tapias (Guacarí), junto a la organización ASPRAEC, conocimos las biofábricas, los cultivos en terrazas, el uso del paramagnetismo y metodologías educativas enfocadas en la juventud. En San Lorenzo (Tuluá), con ASOAGROS, profundizamos en los sistemas silvopastoriles, la conservación de suelos y las dinámicas organizativas que fortalecen la autoestima colectiva. En ambas experiencias nos conmovió el rol protagónico de las mujeres campesinas como guardianas de semillas y saberes, y la presencia constante de la espiritualidad, como una forma de habitar la tierra con sentido.

Más allá de los aprendizajes técnicos, esta pasantía nos dejó una huella profunda. En un contexto amenazado por el extractivismo y la pérdida de territorio, la agroecología emerge como una estrategia concreta de resistencia cultural y política. Colombia, con su enorme diversidad étnica y su riqueza organizativa, nos mostró que otro mundo es posible y que la agroecología puede ser uno de aquellos caminos transformadores.

Regresamos a Tirúa con el corazón lleno y la mirada puesta en nuevas acciones: implementar cultivos en terrazas en zonas de ladera, crear una biofábrica comunitaria, explorar un mercado agroecológico con identidad mapuche y seguir fortaleciendo el trabajo de soberanía alimentaria junto a las mujeres huerteras. Volvemos con el compromiso de seguir sembrando procesos territoriales enraizados en la autonomía, el trabajo colectivo y el cuidado de la vida.

La agroecología no es solo una técnica. Es una ética de vida. Y en esa vida digna, los pueblos indígenas y campesinos de América Latina caminan con fuerza, compartiendo saberes, resistiendo con alegría y sembrando futuro.

Agradecemos profundamente a la Red de Solidaridad y Apostolado Indígena de la CPAL por hacer posible esta pasantía, y a Canadian Jesuit International (CJI) por sumarse generosamente a este camino.

Por Makarena Vargas Garai y Angélica Villa Fierro
Julio 2025 – Fundación Licán, Tirúa (Chile)

Compartir