8 Julio, 2024
Del 24 al 29 de junio, el Centro Carmelo de Sassone, cerca de Roma, acogió una reunión de 83 representantes del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS). Los asistentes, que desempeñan diversas funciones operativas y de gestión a nivel mundial, regional y nacional, se reunieron para discutir el futuro marco estratégico del JRS. Esta reunión marcó un acontecimiento sin precedentes en la historia de la organización.
La visita del P. General Arturo Sosa, el miércoles 26 de junio, fue un momento significativo de la reunión. Su presencia fue inmensamente reconfortante, ya que compartió su visión y su entusiasmo, infundiendo esperanza y un renovado sentido de colaboración entre los asistentes. El P. Sosa subrayó el compromiso colectivo del JRS de servir a los necesitados y destacó la importancia de la unidad en la misión. Recordó al JRS sus orígenes y reforzó los valores fundacionales que guían sus esfuerzos. También destacó la importancia de continuar fortaleciendo al JRS en la sensibilidad que ha sido crucial para responder a las necesidades de los desplazados forzosos. Esta sensibilidad capacita a los miembros de la organización para dedicar sus vidas a la reconciliación, la justicia y la paz, y para utilizar eficazmente sus talentos en colaboración con otros.
Además, hizo hincapié en los valores fundacionales de la Compañía de Jesús, señalando que la identidad del JRS está profundamente arraigada en el carisma de la Compañía de Jesús. Este carisma no se ve como una construcción humana sino como un don del Espíritu Santo a la Iglesia, que guía al JRS en su misión de acompañar, servir y defender a los desplazados forzosos.
Un elemento central de la misión del JRS es la reconciliación entre las personas, con el medio ambiente y con Dios. El JRS funciona globalmente como un apostolado de la Compañía de Jesús, basado en su carisma universal de reconciliación y justicia. Encarna la misión de la Compañía de promover la reconciliación y la justicia en todo el mundo. Esta misión guía al JRS a la hora de abordar los retos globales, como las crisis de refugiados y la migración forzosa, a través de un cuidadoso discernimiento, con el objetivo de lograr el mayor bien universal con recursos limitados.
Alineado con las Preferencias Apostólicas Universales (2019-2029), el JRS busca guiar a la humanidad hacia Dios, apoyar a las poblaciones marginadas, empoderar a los jóvenes y cuidar del medio ambiente. El P. Sosa reiteró la necesidad de que el JRS mantenga un enfoque global-local, aprovechando su estructura mundial para abordar con eficacia los complejos problemas de la migración forzosa. Este enfoque garantiza una identidad y una misión cohesionadas y arraigadas en el carisma universal de la Compañía, facilitando acciones impactantes para acompañar, servir y defender a los refugiados e inmigrantes en todo el mundo.
Para tener éxito en el futuro, el P. Sosa destacó dos retos fundamentales: fomentar una identidad profundamente compartida entre los miembros del JRS y mejorar la acogida e integración de los refugiados. Esto implica programas continuos para cultivar la identidad compartida y desarrollar estrategias para contrarrestar la resistencia ideológica y promover los valores democráticos.
La visita del P. Sosa reforzó el compromiso del JRS con la empatía y la reconciliación, instando a sus miembros a aceptar el sufrimiento de los demás y a trabajar para aliviarlo. Sus conmovedoras palabras seguirán influyendo en la dirección estratégica del JRS y en la sensibilidad de la organización hacia aquellos a quienes sirven:
“Si no estás reconciliado, no puedes compartir verdaderamente la misión. Somos enviados en una misión de reconciliación. Si no estamos reconciliados con nosotros mismos, ¿Cómo podemos compartir esta misión con los demás? Debemos contemplar la cruz con todo su sufrimiento, comprendiendo cómo las situaciones ponen a las personas en la cruz, creando injusticia y sufrimiento. Pero no debemos detenernos ahí. El siguiente paso es colocarnos en la cruz, viendo y sintiendo la realidad desde esta perspectiva como los que sufren, y desde ahí, elegir la reconciliación… La cruz no inflige daño. Al elegir abrazar la cruz, elegimos la empatía y nos esforzamos por aliviar el sufrimiento, buscando vías de renovación y redención, no perpetuando más dolor, sino trabajando por la reconciliación.”
Con información de jesuits.global