30 junio, 2025
Editorial del informativo InfoCPAL – Edición #3, correspondiente al mes de junio
La educación hace parte integral del corazón de la misión de la Compañía de Jesús en América Latina: nutre y aporta a todas nuestras acciones apostólicas. La educación es un llamado transversal que permea nuestras obras, redes y plataformas; una vocación compartida que nos impulsa a formar personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas, allí donde estemos sirviendo y acompañando.
Desde las escuelas y universidades, pasando por los centros sociales, las parroquias, las obras de comunicación, las iniciativas de migración o justicia socioambiental, hasta los espacios de incidencia pública, cada uno de nosotros está llamado a educar. Educar es acompañar procesos de transformación, abrir caminos de sentido, cultivar una mirada crítica y esperanzada sobre el mundo; es también sembrar la semilla del Evangelio en la vida concreta de los pueblos con quienes caminamos.
La CPAL ha venido impulsando de manera prioritaria esta comprensión transversal de la educación. Lo vemos en el trabajo coordinado entre redes como Fe y Alegría, AUSJAL, FLACSI, Red Comparte, SJPAM, Centros Sociales y el Servicio Jesuita a Refugiados. Cada vez es más claro que nuestros desafíos educativos son compartidos: promover la ciudadanía global, el cuidado de la Casa Común, la justicia con los más vulnerables, el derecho a una educación de calidad, la reconciliación y la paz. Estos desafíos nos exigen diálogo, creatividad, articulación y, sobre todo, la convicción de que sólo juntos podemos responder mejor a los clamores de nuestro tiempo.
Los frutos de este esfuerzo ya son visibles en experiencias de formación conjunta, proyectos intersectoriales, espacios de discernimiento común, construcción de saberes colectivos. También es creciente el interés por incorporar el enfoque educativo en nuestras prácticas cotidianas en la manera como acompañamos, generamos procesos participativos, enseñamos y aprendemos a transformar, evaluamos y aprendemos en comunidad. La educación entendida así no es una técnica ni un programa; es una actitud, una forma de estar en el mundo desde el Evangelio.
En el contexto sinodal que vive la Iglesia, y en sintonía con la espiritualidad ignaciana, esta mirada transversal de la educación nos recuerda que somos parte de un solo cuerpo apostólico. No hay fronteras entre lo social, lo pastoral, lo educativo o lo comunicacional cuando se trata de formar personas libres y al servicio del bien común. La transversalidad educativa es una expresión concreta de nuestra vocación a la colaboración, al discernimiento en común y a la esperanza activa.
Sigamos aportando y apostando por esta visión compartida. Profundicemos en el diálogo entre nuestras redes, escuchemos las experiencias locales, aprendamos unos de otros. En tiempos de fragmentación y exclusión, ser educadores transversales es sembrar comunión. Este actuar, sin duda, es un inmenso aporte que la Compañía de Jesús ofrece hoy a nuestra región.
Editorial InfoCPAL
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