Compartimos un escrito de Elba Polando, quien forma parte del equipo colaborador del Centro Montalvo

 

Soy Elba Polanco, en una etapa de mi vida descubrí que parte de mis pasiones en la vida era servir, entiendo que cuento una sensibilidad que ha sido la que me ha permitido disfrutar mientras sirvo, del apoyo que pueda brindar a otros, sin dejar de lado que gran parte de mis aprendizaje iniciaron a través de ver a mi Padre que vi servir con entrega a otros; ya lo demás es historia, pues Dios se ha encargado de poner la gracia en mi.

Inicié mis labores en los Centros Sociales desde la coordinación del equipo administrativo de lo que anteriormente era conocido como CEFASA y que hoy día; tras una reestructuración de los Centros en el país, pasa a formar parte de una sola estructura tras la fusión de cuatro (4) instituciones; para conformarse en un solo Centro Social llamado "Centro de Reflexión y Acción Social P. Juan Montalvo", localizado en Rep. Dom.

Desde antes de iniciar mi trabajo en la obra, mis diálogos con Dios iban enfocados en un interés de poder incursionar en una experiencia laboral desde lo administrativo, que es mi formación base, que me permitiese responder, apoyar y construir en favor de la vida de las personas. Que mi labor no fuese solo de números, papeles y demás rutinas; sino que pudiese responder de una forma u otra en favor del bien de los demás. Estos sueños se materializaron ante la oportunidad de ingresar al CENTRO un agosto del 2010.

Ha sido un camino de transformación personal, donde el rostro de la gente que vamos acompañando y su realidad de vida, va habla a la mía. Permitiéndome descubrir valor y un sentir de amor en lo que voy haciendo. La cercanía y la alegría que se impregna en las relaciones con las personas con las que vamos articulando, desde su condición de vulnerabilidad, han sido parte de las cosas que han transformado mi mirada a la realidad que me circunda, y como persona de fe, no dejo de ver la presencia de Dios de manifiesto, como parte de un plan divino.

Como parte de la misión del Centro, el tema migratorio es muy representativo, y en nuestro país al igual que muchos otros países fronterizos, se convierte en un tema social de mucha controversia. En lo personal me trae a consideración ver una población haitiana que emigra como un instinto de sobrevivencia ante la realidad que se vive en su país y una población de dominicana que traen culturalmente un sentir de rechazo hacia esa población; y que cada día se acrecienta más. Pero me he de más preocupación el sentir de los que nos llamamos cristianos, y nos dedicamos a llevar el evangelio a los demás o quizás tenemos una labor activa dentro de la iglesia o comunidad apostólica, sin embargo, las expresiones hacia esa población haitiana, muestra todo lo contrario del que en verdad ha encontrado a Cristo en su vida. Y me trae a cuestionamiento, en verdad hemos conocido a Cristo y nos hemos dejado transformar por el? somos conscientes de lo que anunciamos como profeta con nuestras actitudes, expresiones y demás..?. Todo esto mueve mi interior y me pregunto en que tipo de profeta nos hemos convertido.

En este caminar he encontrado tantas personas: Religiosos SJ, laicos comprometidos con las obras y sobre todo una población con un sentido de entrega y una convicción de que se puede lograr una transformación social; que han inspirado mi enfoque en la vida, provocando alegría en lo que hago y por quien lo hago. No puedo dejar de lado la Espiritualidad Ignaciana encontrada en estos espacios, y sin lugar a dudas, permitiéndome lograr una madurez espiritual y sobre todo, una experiencia de fe que llevaré conmigo donde quiera que vaya.

El Centro cuenta con un equipo de trabajo, conformado de tal manera, que nos vamos apoyando mutuamente; garantizando que nuestra labor desde lo administrativo hasta las labores técnicas contribuyan a alcanzar el objetivos con los beneficiarios o favorecidos.

Finalmente, en mis momentos de meditación personal se hacen cada vez más presente, la convicción de mi compromiso de servicio inspirado por el amor de Dios y en favor de mi prójimo. Esos momentos de oración tiene una gran cuota asignada hacia ese compromiso, hacia esas personas y a las realidades sociales que hemos decidido servir.

 

Por: Elba Polanco

 

Fuente: http://www.sjweb.info