Un desafío que se presenta para los lectores de la colección de cartas de la Beata Teresa de Calcula, es el distinguir entre las palabras: oscuridad, aridez, desolación, incredulidad, depresión y desesperación –las siete "Ds". Christopher Hitchens, escritor ateo, autor de God Is Not Great (Dios no es grande), no fue el único en preguntarse, luego de leer algunas selecciones del libro, si la "santa de las alcantarillas" era una atea encubierta. Incluso, devotos católicos tuvieron dificultades para entender cómo la Madre Teresa, considerada como un parangón de la fe, pudo sentir una sensación de abandono de parte de Dios.
Mientras algunos católicos vieron su ejemplo como de fidelidad digna de destacarse, otros se sintieron perturbados al leer frases como: "No tengo fe". Una mujer me preguntó: "¿Cómo puedo esperar tan siquiera rezar, cuando ella no podía creer?" Estas reacciones muestras cuán fácil es que nos sintamos confundidos por las complejidades de la vida espiritual y, también, lo confusa que puede tornarse la terminología, incluso para aquellos que tienen la costumbre de rezar.
Las "siete D’s", no obstante, son claras, y hace mucho que los guías espirituales cristianos usan términos específicos para referirse a diferentes experiencias. Uno puede experimentar sequedad sin depresión (por ejemplo, durante un retiro cuando uno intuye que el período de sequedad en la oración es temporal). Uno puede estar en la oscuridad sin ser incrédulo (como le sucedió a Santa Teresa de Lisieux, que siguió creyendo a pesar de la sequedad espiritual hacia el final de sus días). Las experiencias también se pueden traslapar. La oscuridad puede llevar a la duda ocasional, como en el caso de la Madre Teresa. Y la depresión puede llevar, tal como lo saben incluso ateos y agnósticos, a la desesperación.