A través de 11 peticiones, recogidas en el manifiesto ‘Sanas y Salvas’, niñas de Guatemala, Sudán del Sur, España, El Salvador, Perú, Honduras, Kenia, Nicaragua y Chad se movilizan para defender una protección efectiva de sus derechos. Las niñas, participantes de la campaña La LUZ de las NIÑAS de Entreculturas, están llevando sus peticiones a instituciones, autoridades gubernamentales y ONG en sus respectivos países.

 

Con motivo del Día Internacional de la Niña, niñas y adolescentes de diferentes partes del mundo se han unido para reivindicar y defender su derecho a una infancia libre de miedos, amenazas y agresiones. En total, más de 100 niñas de nueve países distintos se han reunido durante los últimos meses para conversar sobre la situación de violencia que sufren las niñas alrededor del mundo y han recogido sus demandas y exigencias en el Manifiesto Global ‘Sanas y Salvas’.

De la mano de Entreculturas y su campaña La LUZ de las NIÑAS, junto a Fe y Alegría y el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), las niñas han construido este manifiesto. El documento es una construcción colectiva que partió de 11 consejos locales celebrados en diferentes países del mundo. Tras las sesiones de trabajo a nivel local, las niñas de Guatemala, Sudán del Sur, España, El Salvador, Perú, Honduras, Kenia, Nicaragua y Chad redactaron el manifiesto tras reunirse de forma virtual en el primer taller global.

En este espacio, las niñas pudieron compartir experiencias, ideas y propuestas. Este fue el caso de Lamaku, niña participante de Sudán del Sur, que llamó a la sororidad en su intervención: “Todas conocemos la violencia y las desigualdades que sufrimos y también las que hemos visto en otros países. Las niñas deberíamos estar unidas y luchar juntas por nuestra propia supervivencia para que nosotras podamos tener nuestros derechos como niñas y para ser fuertes”.

En el manifiesto ‘Sanas y Salvas’ las niñas participantes, como representantes de las niñas del mundo, han recogido 11 peticiones para impulsar la protección internacional efectiva de sus derechos humanos. Unas demandas que desde hace unas semanas están siendo presentadas ante diferentes instituciones públicas, llevándose a cabo numerosos actos de incidencia por todo el mundo en una oleada mundial de indignación en donde las niñas han elevado su voz.

El manifiesto llama a los gobiernos a trabajar para erradicar prácticas nocivas contra las niñas como la violencia de género, el matrimonio infantil, temprano y forzado y la Mutilación Genital Femenina. Además, insta a los Estados a garantizar un acceso a una educación de calidad para todas las niñas del mundo, un sistema de protección robusto ante la violencia hacia las niñas y protección frente al trabajo infantil, entre otras peticiones.

Unas exigencias que, lejos de ser papel mojado, han permitido a las niñas de todo el mundo llevar sus gritos de protesta a las calles y pasar a la acción. Este es el caso de las participantes de El Salvador, que entregaron el manifiesto a instituciones públicas del país y otras ONG, el pasado 26 de septiembre. Un acto de incidencia que se ha repetido en otros puntos del planeta como en Honduras, donde las niñas asistieron a programas de radio y televisión para reivindicar sus peticiones o en el campo de personas refugiadas de Kakuma, en Kenia, donde las niñas, principalmente refugiadas de Sudán del Sur, presentaron oficialmente el manifiesto ante autoridades, como el representante gubernamental de asuntos de la infancia del distrito Keniata de Kakuma.

Desde Entreculturas, apuestan por la educación como la mejor fórmula para mejorar la vida de las niñas en todo el mundo. Sin embargo, son ellas las que más barreras para acceder a la educación tienen. Ya antes de la Covid-19 se estimaba que 130 millones de niñas de entre 6 y 17 años no iban a la escuela. Una cifra que ha aumentado, ya que, tras la pandemia se calcula que 20 millones de niñas no han podido volver a clase. Una situación que multiplica las posibilidades de las niñas de sufrir explotación, abuso, matrimonio precoz y forzoso o mutilación genital femenina, entre otras violencias.

Sin embargo, niñas de todo el mundo se han cansado de esperar a que los gobiernos les garanticen una protección efectiva de sus derechos y se han movilizado, siendo conscientes del poder que tienen. Y es que como reivindicó Benedicte, refugiada congoleña en Uganda de 12 años: “Las niñas podemos crear nuestras propias comunidades para luchar. En nuestra generación, la mayoría de las niñas somos valientes. Somos diferentes y creo que podemos cambiar el mundo”.

Sobre La LUZ de las NIÑAS

Desde el 2012, Entreculturas ha acompañado a más de 58.000 niñas de distintos países de África y América Latina a través de su programa La LUZ de las NIÑAS. Son niñas con alto riesgo de sufrir cualquier tipo de violencia: niñas en situación de extrema pobreza, de desplazamiento, migración o refugio, en riesgo de embarazo, pertenecientes a poblaciones indígenas, con alguna discapacidad o víctimas de matrimonio precoz, de conflictos o de violencia sexual. Bajo este paraguas, la organización pretende disminuir la situación de violencia física, psicológica, y sexual que sufren las niñas, a través de tres líneas fundamentales: atención a niñas y adolescentes víctimas de violencia, prevención de violencia contra las niñas y acceso educativo para niñas.

 

Imagen e información de Entreculturas