Representantes de comunicaciones de 18 países donde hace presencia Fe y Alegría trabajan para encontrar caminos comunes que fortalezcan la red global de comunicaciones del movimiento durante las jornadas del encuentro.

Después de cuatro largos años marcados por una pandemia que no acaba y de múltiples esfuerzos, la Red de Comunicadores de Fe y Alegría se vuelve a mirar a los ojos para evaluar y proyectar el camino. Durante seis días de talleres, charlas y conversatorios, la aspiración del reencuentro se hace realidad.

“Hacer el bien y comunicarlo bien”

El Coordinador de la Federación Internacional de Fe y Alegría, Carlos Fritzen SJ, recordó que la misión del movimiento depende, en gran medida, de la forma en que se comunica la cotidianidad de los centros y los procesos de transformación social. Durante la bienvenida pidió a la red, “hacer el bien y comunicarlo bien”.

Entre tanto, en las primeras jornadas de trabajo se reflexiona el camino recorrido y los pasos transitados para construir redes de trabajo cotidiano, que permitan mayor incidencia en los diferentes países. Las actividades están enriquecidas por las experiencias comunicacionales de todos los países donde hay un centro educativo con el corazón latiendo. Desde el Chad hasta Argentina, pasando por Italia o Nicaragua. 

En el año 2018 se dieron los primeros pasos para conformar una red de comunicadores capaz de trabajar por la misión desde los medios y los reflectores, cuatro años después hay evidencias de coordinación, sinergias, intereses compartidos y proyectos conquistados. El reto es afinar los instrumentos para tocar la música de los sectores populares, para bailar al son de las nuevas fronteras que no pueden, por más que lo intentan, tener acceso a programas educativos de calidad.

Educación y comunicación popular

La propuesta pedagógica y comunicacional es clara y precisa. Desde las diversas experiencias se trabaja la creación de narrativas comunes que incidan en lo público, para transformar lugares sociales y geográficos que viven a la sombra de las políticas Estatales. Fe y Alegría sigue donde termina el asfalto, pero también en los grandes cinturones de pobreza urbana. Está en los pueblos indígenas y en los entornos de mayor vulnerabilidad para las niñas. La comunicación popular se plantea y se hace con y desde la experiencia de vida de la ciudadanía.

la Red de Comunicadores de Fe y Alegría se volvió a encontrar, en rostros nuevos y antiguos, pero todos con la mirada puesta en seguir construyendo modelos de trabajo en red, para contar la vida de las millones de voluntades que hacen posible la aspiración colectiva de seguir transformando vidas.

Educar y comunicar, la una con la otra, juntas, en acciones complementarias que cuestionen e interpelen la realidad.

 

Imagen e información de https://www.feyalegria.org