Caminar juntos como discípulos misioneros en salida es un desafío que se asumió en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, recordando lo vivido en Aparecida. Para impulsar este caminar, los participantes de la Asamblea Eclesial se reunieron virtualmente este 30 de marzo.

 

Encuentro de memoria y proyección

Ha sido un paso más para hacer realidad “el deseo de continuar nuestro camino pastoral luego de conocer los desafíos que tenemos como Iglesia del continente”, según el padre David Jasso (Secretario Adjunto del CELAM), que se ha llevado a cabo en cuatro momentos: orar, compartir, escuchar y caminar. El P. Jasso y Paola Calderón (especialista en Comunicaciones del CELAM) condujeron el Encuentro Eclesial, en el que participaron unos 250 asambleístas y más de mil personas por las diferentes redes sociales.

Ha sido un “encuentro de memoria y proyección”, en palabras de Mons. Miguel Cabrejos, que ha querido mirar hacia noviembre de 2021. El presidente del Celam recordó los diferentes pasos del proceso de la Asamblea, del momento de la escucha y de la asamblea, y ahora de la etapa de apropiación significativa en espera del documento que está siendo trabajado por el equipo de reflexión teológica sobre las orientaciones pastorales.

Todo ello queriendo responder a los grandes desafíos que todavía tiene el CELAM en su proceso de renovación y reestructuración, y desde la comunión seguir en camino hacia el Sínodo y recordando los 15 años de Aparecida, con la mirada puesta en el 2033. Mons. Cabrejos recordaba cómo se han ido acentuando los procesos evangelizadores de la Iglesia en los últimos tiempos, y desde ahí hacía una invitación a trabajar en todos los niveles.

Expresión de la diversidad de carismas y ministerios

Teniendo en cuenta la diversidad de carismas, ministerios y servicios, que abre el horizonte para el ejercicio cotidiano de la comunión, Mons. Jorge Lozano (Secretario General del CELAM) definió este Encuentro Eclesial como “expresión de esa diversidad de carismas y ministerios”, que ayuda a continuar en el proceso de la Asamblea Eclesial. El Secretario General del Celam recordó la necesaria unidad de comunión y misión como camino de santidad. Para ello no olvidar que “nuestra identidad es ser Pueblo de Dios, hacer memoria de Aparecida y discernir juntos estos caminos que el Señor nos regala en este momento de la historia”.

Sentir la necesidad de vivir según el Espíritu

Dentro de los cuatro momentos del encuentro, el orar fue oportunidad para permitir que el Espíritu nos siga sorprendiendo para así construir el Reino. Para sentir la necesidad de vivir según el Espíritu en un mundo con profundas fracturas de todo tipo. Algo que nos debe llevar, ante tantos modos y estilos de proceder, a cambiar a partir del impulso de la Ruah, como hicieron ver la Hna. Daniela Cannavina y el capuchino Jesús García, conductores de ese momento.

El compartir fue oportunidad para ‘traer al corazón todo lo que hemos vivido, el camino que hemos hecho”, según Mauricio López. Un camino en el que siempre se ha hecho presente el papa Francisco, desde el primer momento, como dijo en la presentación de la Asamblea en enero de 2021, donde insistía en que “la Iglesia se da con todos, sin exclusión”, algo que quería que se concretase en la Asamblea Eclesial, una Iglesia que participa, que se compromete, que va tejiendo camino. Eso debe llevar a preguntarse por cómo la escucha nos transforma y sobre los caminos nuevos que están siendo tejidos para instaurar la cultura de la sinodalidad en la Iglesia como algo irreversible.

Contemplar a Dios en la vida

Se compartió lo vivido en la Asamblea desde la espiritualidad, los grupos de discernimiento y los desafíos pastorales. Fue la espiritualidad el eje transversal de la Asamblea, lo que permeó todo, en palabras de la Hna. Liliana Franco. “Una espiritualidad histórica, dinámica, pero sobre todo encarnada, en un eco permanente a la Palabra de Dios”, según la presidenta de la CLAR, “que ayudó a preparar el corazón para poder escuchar y discernir eso que se constituía en el querer de Dios”.

Teniendo en cuenta que “nuestra imagen de Dios lo determina todo, y nuestro Dios es el Dios de Jesús, es el Dios encarnado, es el Dios metido en nuestra historia, capaz de escucharnos, capaz de compadecerse de nosotros y capaz de animarnos también a la salida misionera, al trabajo decidido por el Reino, a la corresponsabilidad”, la Hna. Liliana hizo caer en la cuenta de que “seguimos en estado de Asamblea permanente, convencidos de que lo que nos corresponde es escuchar, contemplar a Dios en la vida y descubrir esos ecos en los que Él sigue clamando por el compromiso renovado de la Iglesia«.

Discernir qué es lo que nos une

Al hablar de los grupos de discernimiento, que permitieron “discernir comunitariamente los signos de los tiempos”, la Hna. Birgit Weiler, destacó la gran variedad de esos grupos y todo lo que en ellos fue recogido. En ese sentido, hizo referencia a un mayor espacio para las mujeres en la Iglesia para crecer juntos, a la necesidad de una Iglesia que sepa escuchar antes que hablar, también a los gritos de los pobres y de la Tierra. Esos grupos de discernimiento que la teóloga misionera en Perú definió como “pequeñas escuelas de sinodalidad”, en los que “los obispos estaban presentes como hermanos en la fe”.

En esos grupos de discernimiento se insistió en que por ser bautizados compartimos el don del Espíritu y somos sujetos de fe, sujetos eclesiales. Ellos fueron una oportunidad para discernir qué es lo que nos une, escucharnos, sentir que nos necesitamos mutuamente para discernir por dónde este espíritu nos quiere llevar, tratar de entender al otro en su ser diferente, recordó la religiosa. Y desde ahí “crecer en una Iglesia discerniente, en la que todos estamos llamados a vivir activamente”, ser una Iglesia en salida, que va a las periferias, “para ver el mundo tal cual es”, como nos dice el papa Francisco.

Los desafíos no son solo contenidos, sino actitudes

En relación con las Orientaciones Pastorales, Mons. José Luis Azuaje llamó a verlas desde la conversión pastoral. Por eso entiende la Asamblea Eclesial dentro del proceso de renovación eclesial en el continente, algo que viene de Aparecida y que en diversos pasos ha ido llevando a “considerar al Pueblo de Dios como sujeto”. Para el presidente de Caritas América Latina y Caribe, “los desafíos salen de un camino en común, de un discernimiento comunitario en una Iglesia sinodal y misionera”, asumiendo que ambos campos necesitan conversión.

Desde ahí llamó a dejarnos interpelar por las voces de los pobres y de la Madre Tierra, a mejorar las prácticas, pues “los desafíos no son solo contenidos, sino actitudes”, a la conversión en diferentes niveles vinculados entre sí. Todo ello teniendo como fundamento la centralidad en Jesucristo, que nos llama a vivir la corresponsabilidad, asumir la promoción y fortalecimiento de la opción por los pobres y el cuidado de la Madre Tierra, cuidar la vida de los más vulnerables, abriendo cauces de participación de los laicos, jóvenes y mujeres. Pero para ello es necesario preguntarse si tendremos el valor de abrirnos a esta novedad o queremos continuar en lo mismo.

La Iglesia y los jóvenes

Los participantes del Encuentro Eclesial fueron invitados a escuchar diferentes testimonios que relataron experiencias en la Asamblea Eclesial. Entre ellos el cardenal Gregorio Rosa Chaves, quien relató su experiencia en el Celam y su convivencia con San Oscar Romero, así como la influencia del Concilio Vaticano II y de las Conferencia Generales del Celam en la vida de la Iglesia del continente. Desde Uruguay, Mons. Milton Tróccoli llamó a reflexionar sobre la relación de la Iglesia con los jóvenes, quienes cuestionan si realmente son escuchados por una Iglesia muchas veces desconectada de la realidad juvenil y que no fortalece el protagonismo de los jóvenes.

Susana Pachecoy, desde Argentina, reflexionaba sobre el rol y participación de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, insistiendo en no tener miedo a ser una Iglesia en salida, a hablar de género, a acoger a los colectivos diversos. Una asamblea que debe ser vista como proceso de aprendizaje de la escucha mutua y de la comunión con nuestros hermanos, según la Hna. María Suyapa, que, desde la realidad de los pueblos afrodescendientes, llamó a seguir apostando por una pastoral integral desde los cuatro sueños del Papa Francisco en Querida Amazonía.

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Información de prensacelam.org