El P. Pablo Lamarthée SJ, de la Provincia argentino-uruguaya, nos comparte una actualización de su artículo sobre las aportaciones que dan los Ejercicios Espirituales de San Ignacio al trabajo psicoterapéutico.

 

Varias personas que han realizado Ejercicios ignacianos afirman que, a partir de los mismos, han podido profundizar y esclarecer el trabajo psicológico que vienen haciendo; manifiestan también lo terapéutico que han sido sus Ejercicios. A partir de estas constantes resonancias es que ahora vamos a estudiar cómo la oración ignaciana dinamiza los contenidos psíquicos de los ejercitantes.

En los Ejercicios se profundizan vivencias personales, se recuerdan historias biográficas, se trabajan deseos y anhelos, se reelaboran vínculos. Se afrontan dolores y límites.

Todas las dimensiones de la persona humana se ponen en juego y se involucran en un trabajo psico- espiritual. Por eso surge esta reflexión sobre las aportaciones que ofrece la experiencia de los Ejercicios Espirituales a la Psicología. ¿De qué manera influyen los Ejercicios en el trabajo psicoterapéutico? ¿cómo la práctica de la oración ignaciana contribuye al crecimiento psicológico? ¿por qué podemos decir que el trabajo espiritual puede llegar a ser un óptimo aliado del trabajo terapéutico?

Existen variados estudios científicos acerca de cómo la vida de oración y la meditación afectan favorablemente a las personas, y más concretamente, cómo los Ejercicios Espirituales influyen en la salud mental. Sin ir muy lejos, en el año 2017, un grupo de la Universidad Thomas Jefferson de Estados Unidos analizó las respuestas cerebrales de los participantes de un retiro ignaciano, mostrando los beneficios que dicha práctica espiritual produce en los sujetos. Se observó que la dopamina y la serotonina sufren cambios durante esos días de introspección y oración[1]. Pero nuestro aporte, ahora, no estará basado en estos estudios estadísticos o cuantitativos, mucho menos neuronales, sino que se basará en la propia experiencia: en reiteradas ocasiones, las personas que hacen Ejercicios reconocen más fecundas prácticas terapéuticas. Nuestra reflexión parte de la escucha y la observación de muchas personas que hicieron Ejercicios Espirituales y también son tratados psicoterapéuticamente. El lector podrá contrastar, a su vez, con su propia experiencia, si nuestras reflexiones condicen con ella o no.

Habría que aclarar que los Ejercicios Espirituales no tienen como finalidad directa y específica la salud psíquica o el bienestar natural de la persona. De otra manera caeríamos en una instrumentalización de la vida espiritual, pidiéndole resultados precisos a la oración y reduciéndola a un trabajo meramente psicológico. Los Ejercicios buscan que la persona se encuentre con el Espíritu sobrenatural de Dios y ordene su vida según el modelo humano-divino de Jesucristo. Ignacio habla de ordenar los afectos para buscar y hallar la voluntad de Dios, y con esto, salvar el alma [Ej 1], algo que supone un trabajo humano pero que siempre depende de la gracia divina, algo que comienza en esta vida, aquí y ahora, pero culmina en el más allá, luego de nuestra muerte. Los Ejercicios exigen el trabajo natural, pero suponen, sobre todo, el influjo sobrenatural; buscan la salud del alma en este mundo, pero esperan, además, la salvación eterna.

Pero, aún sin pretenderlo directamente, la oración ignaciana brinda algunos beneficios psico higiénicos y ayuda en el autoconocimiento y la integración personal. Los Ejercicios tienen un efecto psicoterapéutico, traen colateralmente algunos cambios positivos en la conducta y ofrecen cierto bienestar interior, su eficacia operativa está presente. La transformación de un ejercitante es perceptible: se advierte una mayor integración personal, se asumen nuevas decisiones, aparecen proyectos renovados, aumenta la armonía personal, la seguridad y la capacidad del goce. Veamos de forma más ordenada algunos de los beneficios psicoterapéuticos que los Ejercicios Espirituales ofrecen.

1. Sentido de vida

Una primera aportación de los Ejercicios Espirituales al trabajo psicoterapéutico es el siguiente: los Ejercicios ponen a la persona frente a una pregunta de sentido importante. Es lo que llamamos “principio y fundamento Ignaciano” [Ej 23] y “la elección” [Ej 135, 169-189]: a solas, el sujeto se pregunta sobre el fin para el que fue creado, medita sobre el llamado que Dios tiene para él, evalúa su opción preferencial, su vocación principal. Este interrogante existencial con el que se enfrenta genera gran claridad en la persona, así como también una gran libertad frente a otros caminos que ya no lo atraerán ni confundirán más. El sentido teleológico al que el ejercitante accede lo marcará positivamente, lo ordenará en sus opciones de vida y en el uso de su libertad, lo movilizará positivamente, lo impulsará, lo dinamizará en su vida personal. Ignacio insiste en el “solamente mirando para lo que soy creado… y así cualquier cosa que yo eligiere, debe ayudar al fin para el que soy creado, no ordenando ni trayendo el fin al medio, sino el medio al fin” [Ej 169].

Ignacio fue hijo del incipiente humanismo moderno que surgía en la Europa del siglo XV y XVI (Erasmo de Róterdam) por lo tanto, el fin del hombre debía de quedar claro y definido en sus Ejercicios. El fin del hombre para Ignacio es claramente religioso y trascendente, pero no por ello le quita autonomía y determinación al libre albedrío personal. El Yo de la antropología ignaciana se hace protagonista, buscador y hacedor de futuro, comprometido con su realidad y responsable de sus decisiones. “Buscar y hallar” [Ej 1] es el gran objetivo de quien hace los ejercicios espirituales. Esto nos va mostrando cómo el análisis existencial y la búsqueda de sentido, claves en la Logoterapia, de alguna manera, ya están presentes en la espiritualidad ignaciana[2]2. Recordemos que una de las piezas centrales de la espiritualidad ignaciana es el discernimiento personal para conocer y hallar la voluntad de Dios para con uno mismo.

El ser humano, para San Ignacio, es un ser que se sabe llamado a una misión en esta vida. Los Ejercicios ayudarán a desear, encontrar y elegir esa vocación personal, la columna vertebral que ordenará y dará sentido a todas las demás opciones de su vida. Los Ejercicios ofrecen elementos claves para todo trabajo terapéutico, el ejercitante encuentra un principio ordenador que le da coherencia, lo unifica y orienta. El proceso de los Ejercicios tiende a la confirmación de una elección personal, a la reforma de vida, a vivir la vida como misión, de modo que la persona conecte con su deseo primordial, encuentre su lugar en el mundo, viva su cotidianidad con trascendencia, sentido y plenitud. Estos elementos se transformarán en parámetros claros con los cuales continuar el trabajo psicológico, criterios orientadores para ordenar la reconstrucción futura de la personalidad.

La relación entre los Ejercicios y el Análisis existencial se pone de manifiesto en esta causa común. Ambos buscan dar sentido y coherencia a la vida de las personas. Los Ejercicios religan este sentido personal con la trascendencia, lo conectan y lo encaminan hacia Dios, pero no por ello anulan una elección individual en plena libertad. El propio deseo del ejercitante queda intacto, queda purificado. La elección sana, unifica, orienta, libera y ordena la persona. Nada más terapéutico que encontrar y vivir esta elección.

2. Autoaceptación, integración

Una segunda aportación de los Ejercicios al trabajo en psicoterapia subyace en el perdón y la aceptación. Vivenciar la misericordia de Dios durante los Ejercicios Espirituales de forma afectiva y directa, experimentando su compasión y admirándose por el amor providente (principio y fundamento, primera semana), estimula una mirada de sí más positiva, generadora de una mayor autoestima y una mejor autoaceptación. El sujeto de los Ejercicios se vive como un pecador-perdonado llamado a una nueva vida. Estos elementos son también fundamentales para el trabajo psicológico, porque lo habilitan a mirarse de frente, sin negación, sin censura ni represión de aquellos contenidos sombríos y conflictivos. En definitiva, ha creado en sí mismo una plataforma de libertad y confianza que le permitirá, a su vez, mirarse con honestidad y trabajar sin reparos sus incoherencias y disonancias.

Contrariamente a lo que mucha gente piensa de la religión, los Ejercicios ofrecen una mirada muy liberadora y muy poco culpabilizante. La aceptación amorosa del pecado personal es también integradora y para nada estigmatizante. Ignacio ofrece muchos caminos de salida y no nos permite enquistarnos en la falta, el pecado o la herida personal [Ej 53]. Nos presenta un Dios bueno, misericordioso y redentor que nos sana y llama a nuevos derroteros, que no son, sin lugar a duda, ni la auto-punición ni la culpa obsesiva, ni el ritualismo narcisista, sino que nos conduce por un camino renovador, creativo y con salidas reales de transformación. Incluso, los Ejercicios ofrecen algunas reglas útiles para que el sujeto no caiga en el escrúpulo religioso ni en la culpa exagerada [Ej 345-351].

Las contemplaciones ignacianas (segunda, tercera y cuarta semana) permitirán al sujeto descentrarse de sí mismo y mirar detenidamente al Señor; y de tanto mirarlo, se irá configurando con Él. Los misterios de la vida de Cristo, a los que accedemos por un conocimiento íntimo [Ej 104], participativo [Ej 114], experiencial [Ej 2] y presencial [Ej 15], hacen que la persona se sienta tocada, escuchada, iluminada, recibida, amada, integrada, llamada y resucitada por Dios. Vivencias internas que también le permitirán continuar el camino de autoaceptación. Encontrarán un Dios cercano que los asume e incluye con su encarnación, y así, sin demasiada premeditación ni mucho voluntarismo, el sujeto podrá asumirse enteramente, aceptarse y sentirse dignificado. Desde esta experiencia interna y novedosa el ejercitante podrá confrontarse y trabajarse mejor en su tarea psicoterapéutica, lo hará desde el amor incondicional de Dios, desde una mirada compasiva, benévola y misericordiosa.

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Pablo Lamarthée SJ
Sacerdote, Psicólogo y Doctor en Teología Espiritual
Provincia argentino-uruguaya de la Compañía de Jesús.

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[1] Los resultados del estudio fueron publicados en el Journal “Religion,Brain and Behaviour”. Cf. Thomas Jefferson University,Spiritual retreats change feel-good chemical systems in the brain: Changes may prime the brain for spiritual experiences, ScienceDaily, 23 March 2017.www.sciencedaily.com/releases/2017/03/170323083623.htm. 
[2] Cf. Víctor Frankl, En el Principio era el Sentido, Paidós, Barcelona 2000; La Idea Psicológica del Hombre, Rialp, Madrid 1979; La Presencia Ignorada de Dios, Herder, Barcelona 1994; El hombre en búsqueda de sentido, Herder, Barcelona 1991