A pocos días de terminar el 2021 se hace necesaria una reflexión que recoja lo vivido durante el año, un momento de recogimiento en el que podamos descubrir dónde y cuándo ha estado Dios presente. Para ello compartimos la propuesta que la Oficina de Planificación y Seguimiento Apostólico (OPSA) publica en la revista Jesuitas Chile.

 

El Examen es una oración de conciencia que San Ignacio enseñó en sus Ejercicios Espirituales. Es una invitación a «encontrar a Dios en todas las cosas» y reconocer como se mueve en todas las personas y eventos de nuestros días, “en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”.

Pídele a Dios que te ayude a descubrir dónde ha estado, en qué o en quién te ha salido al encuentro y por dónde ha conducido tus pasos este último año. Acoge... agradece... perdona o pide perdón si es necesario, y renueva tu deseo de ayudar a construir un futuro nuevo donde nadie quede fuera.

El Examen consta de algunas indicaciones introspectivas para que sigas o adaptes a tu propio espíritu. Antes de comenzar, identifica algunos momentos importantes de tu año para orientarte hacia ese periodo de tiempo. Haz una pausa y respira lenta y profundamente, una o dos veces; toma conciencia de que estás en la presencia del Señor.

1. Pido luz

Sereno mi corazón para compartir lo vivido con un Amigo muy especial; pido luz para conocer las señales y la acción de Dios en el año que termina.

2. Agradezco los dones del año

¿De qué estoy especialmente agradecido este año?

Hago un repaso de lo vivido: actividades, experiencias, encuentros, trabajos... Doy gracias por todo lo vivido y vuelvo a pasar por el corazón en qué momentos sentí una mayor cercanía con el Señor. Por lo experimentado internamente es cómo me puedo dar cuenta de esta cercanía: esperanza, entrega, gratitud, servicio, libertad...

3. Perdonado/a Perdonador/a

¿Cuál es mi respuesta al Dios de mi vida?

Pienso en los descuidos que no me permitieron obtener mayores frutos en el año. Reconozco si hubo alguna insensibilidad ante las necesidades que encontré en el camino. Pido perdón a quienes ofendí. Doy mi perdón a quienes me lastimaron. Me doy a mí mismo/a el perdón que Jesús me regala.

4. Invitado/a a un futuro nuevo

¿Con qué espíritu quiero entrar en los próximos meses? ¿El próximo año?

Renuevo mi amistad y mi deseo de amar y servir: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”. Los movimientos internos vienen acompañados de invitaciones, trato de situarlas, agradecerlas, ver a dónde me impulsan. Pido a la Trinidad y María que me acompañen y ayuden.

 

Información de Revista JESUITAS CHILE N° 53