El Premio Carisma Especial es entregado por la Conferencia Española de Religiosos.

 

La Conferencia Española de Religiosos (CONFER) ha anunciado los galardonados en la II Edición de los Premios Carisma. Unos premios que tienen como finalidad reconocer el trabajo que diferentes personas o instituciones realizan acorde al fin fundamental de la CONFER: animar, servir y promover la vida religiosa.

Entre los premiados de este año destaca el padre José Luis Pinilla, S. J., que ha sido galardonado con el Premio Carisma Especial “por su labor encomiable en materia migratoria y defensa de los derechos humanos haciéndose amigo y hermano de los pobres a ejemplo de Pedro Arrupe, una vocación religiosa que se hace entrega sobre todo en el desamparado”, según señala el acta del Jurado.

En ‘La Linterna de la Iglesia’ hemos hablado con P. José Luis Pinilla sobre su trayectoria en la defensa de los migrantes, una labor a la que ha dedicado gran parte de su vida pastoral. El jesuita reconoce, entre risas, que él engaña "un poco y, en esta ocasión, he engañado demasiado, porque el premio hay que dárselo a los destinatarios de mi tarea, pero bueno, lo recibo con inmenso agradecimiento porque es inesperado y porque visibiliza a los migrantes”.

“Desde siempre, en mi vocación en la Compañía, he intentado traducir la frase del P. Arrupe de unir la fe y la justicia, que era una de las constantes, en mi época, de la misión de la Compañía. Eso me ha llevado, en los distintos puestos en los que he estado, en parroquias, en colegios… en estar conjugando la fe y el servicio a los pobres”, explica el P. José Luis sobre su vocación.

En su etapa en La Rioja tuvo un contacto más directo con los migrantes, cuando creo un proyecto de atención para ellos. “Y ahí los obispos tuvieron la mala idea de llamarme para la Conferencia Episcopal. Y claro, como Iglesia jerárquica, que nos dice san Ignacio, debemos acudir prestos y raudos al servicio que nos llaman. De ahí viene mi carisma hacia ellos”.

El jesuita también ha comentado cuáles son, a su juicio, los principales retos a los que nos enfrentamos en los procesos migratorios: “Se ha avanzado mucho a nivel social y a nivel eclesial. A nivel social queda mucho por desarrollar, independientemente de los gobiernos y de las administraciones de turno, todavía no está en primera línea la atención a los pobres, de los cuáles, los migrantes, sobre todo, los sin papeles, son los más pobres de los pobres”, señala el P. José Luis Pinilla, que añade que “hay mucha disparidad de criterios y de funciones a la hora de atender política y socialmente por parte de las administraciones”.

“A nivel eclesial, hay que seguir trabajando para que la pastoral se conciba integralmente y tanta defensa que se hace de la vida, como se hace desde la Iglesia tanto al comienzo como al final de la misma, se haga también durante la vida de las personas, sobre todo las que menos vida tienen como son los migrantes. Hay mucho trabajo todavía pero es un reto apasionante, así que no nos podemos cansar. Hay que conseguir la ciudadanía universal que dice el Papa Francisco”, explica el religioso.

“España sufrió un proceso de integración muy bonito, que se interrumpió con las nuevas llegadas de migrantes y con la utilización manipulada de los colectivos por parte de determinados grupos políticos que los usan a su conveniencia”, denuncia el jesuita. Para el P. Pinilla, “hay que retomar el sentimiento profundo de acogida, que creíamos superado en su momento pero que ahora hay volver a retomar por muchos rasgos de xenofobia y de racismo, que no son generalizados, porque el pueblo español es un pueblo tremendamente hospitalario, pero basta que se usen como arma arrojadiza los migrantes, para ganar más votos, para que nuevamente volvamos al lugar de salida”.

El jesuita explica que hay que “facilitar la acogida como ciudadanos de plena ciudadanía, desde el punto de vista evangélico y desde el punto de la fraternidad. Para los demás son migrantes, pero para la Iglesia, los migrantes son hermanos y, desde ese sentido, la participación en la Iglesia tiene que ser plena”.

Tras su paso por la Comisión Episcopal de Migraciones de la CEE, en la que el P. José Luis Pinilla pasó 12 años, la Compañía de Jesús ha encomendado otra misión al religioso, poniéndolo al frente de la Fundación San Juan del Castillo. “Es la fundación que acoge las obras que trabajan los jesuitas con los migrantes, localizadas en dos puntos: el Centro Padre Rubio y el Centro Pueblos Unidos. Y eso complementa de forma muy bonita con un trabajo con una impronta laical muy fuerte, que es la de los Grupos Loyola, las CVX… para intentar también transmitir lo que la espiritualidad ignaciana puede aportar a la vocación laical. Y eso me parece imprescindible, no sólo para la vida espiritual, sino para el compromiso social”, concluye el religioso.

 

Con imágenes e información de cope.es