La Conferencia Jesuita de África y Madagascar, la Red de Ecología y Justicia de los jesuitas en África, la Red Jesuita con Migrantes RJM-LAC y el Secretariado para la Justicia Social y la Ecología, entre otras redes e instituciones jesuitas, se están manifestando para que la vacunación universal y sin discriminación sea una prioridad.

 

Cuando la situación se torna difícil, los más afectados son siempre aquellos en situación desfavorable: los pobres y las personas que viven en los márgenes son los más afectados por las enfermedades, las crisis y los efectos del clima. Ahora, la situación a la que se enfrentan los países más desfavorecidos requieren niveles de cooperación, coordinación, compromiso y atención internacionales mucho más amplios que los se están llevando a cabo en la actualidad.

En octubre de 2020, India y Sudáfrica se adelantaban a la posibilidad de una distribución desigual de la vacuna o medicamentos contra la COVID-19 y solicitaban un acuerdo para asegurar que las soluciones médicas llegaban a cualquier parte del planeta.

La Conferencia Jesuita de África y Madagascar (JCAM) se sumó a la petición de renuncia temporal a los derechos de la patente sobre productos médicos que se necesitan con urgencia debido a las circunstancias excepcionales de la pandemia. Si se hace efectiva esta renuncia y el apoyo técnico y financiero adecuado lo acompaña, las vacunas podrían producirse en todo el mundo y llegar también a los países en desarrollo, lo que está en la mesa de negociaciones en este momento.

Históricamente, la Organización Mundial del Comercio, que se reúne el 10 de marzo de 2021, decide por consenso. Sin embargo, el artículo IX del Acuerdo de la OMC no solo prevé exenciones en circunstancias excepcionales, sino que también contempla para dichas situaciones un sistema de decisión por mayoría de tres cuartos, si no se puede llegar a un consenso. Tal y como expone la JCAM en una carta enviada a los dirigentes europeosla situación actual es verdaderamente excepcional y, por tanto, justifica tanto la renuncia como la mayoría de votos. Proceder así resolvería el problema de que los países que se oponen a la exención son en gran medida los mismos estados que han asegurado la mayoría de las vacunas producidas para sus propias poblaciones.

La Red de Ecología y Justicia de los jesuitas en África (JENA) apoya este llamamiento de exención urgente del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) en relación con la prevención, la contención o el tratamiento del COVID-19 para la rápida ampliación de la producción y distribución de vacunas y terapias. Aunque existan marcos legales para el desarrollo de versiones bioequivalentes y más baratas de los medicamentos, muchos países carecen de los recursos e infraestructuras adecuados para la producción de estos productos.

La Red Jesuita con Migrantes RJM-LAC se une a este llamado ineludible, exigiendo a los gobiernos del continente asegurar en sus planes de vacunación el acceso universal de todas las personas en su territorio, con independencia de su nacionalidad o de su condición migratoria (regular o no) en el país en el que están establecidas. La sociedad civil en Latinoamérica y el Caribe clama por planes de vacunación universal que tengan en cuenta a las personas migrantes forzadas en todos los territorios del continente.

En Europa, las oficinas de misión jesuita de Alemania y en Austria, así como el Instituto Médico de Misión de Würzburg han solicitado a los gobiernos de Alemania y Austria que suspendan temporalmente los derechos de patente de las vacunas COVID-19 de acuerdo con la propuesta de India y Sudáfrica. La petición puede apoyarse desde change.org.

En España, las organizaciones Entreculturas, Alboan, Radio Ecca y otras se han sumado a esta iniciativa y han escrito al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, solicitando que mediante su participación en el encuentro de la Organización Mundial del Comercio se apoye la exención excepcional sobre los ADPIC. La recogida de firmas puede hacerse en este caso a través de visibles.org.

El Secretariado para la Justicia Social y la Ecología (SJES) nos anima a apoyar urgentemente estas propuestas.

Desde Estados Unidos, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) ha pedido a los líderes mundiales que se aseguren de que los esfuerzos de la vacuna COVID-19 den prioridad a todos los países por igual, e incluyan a refugiados y desplazados en los planes de distribución de vacunas de cada país.

Además, el Centro Jesuita para la Fe y la Justicia de la Provincia de Irlanda pone de manifiesto la importancia de que las vacunas lleguen también a las prisiones, en cualquier lugar del mundo. En estos centros viven muchas personas que cumplen los criterios de asignación prioritaria: mayores de 70 años o con graves afecciones médicas, por ejemplo. Dado que la vida en prisión tiene una dinámica de rotación, el personal entra y sale diariamente, y los presos son admitidos y puestos en libertad a diario (especialmente en las cárceles preventivas), a lo largo de la historia se ha visto que es un entorno muy peligroso para la transmisión de enfermedades respiratorias. La COVID-19 no respetará los muros de las prisiones y puede poner en grave peligro a los presos que viven en entornos abarrotados, y/o impedir la rehabilitación de los mismos por aislamiento completo prolongado. 

Es importante que firmes estas peticiones y que las compartas, de modo que llegue a muchas más personas. Si conoces más iniciativas en marcha relacionadas con esta causa, no dudes en hacérnoslas llegar. Como en tantas otras ocasiones, trabajar en red es la forma más efectiva de cambiar el mundo, y esta vez se necesita de nuestra colaboración con urgencia.

 

Con imágenes e información de jesuit.network