La Alcaldía pretende prohibir que el cabildo tome decisiones sobre la plazuela Lorenza Congo que es de su propiedad, por la presión de comerciantes.

 

El Gobierno Autónomo Municipal de San Ignacio de Mojos en el departamento de Beni (Bolivia), en alianza con los comerciantes, atenta contra la existencia del Cabildo Indigenal, y la preservación de la declaración de Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad de la fiesta de la Ichapekene.

El Cabildo Indigenal es la mayor expresión de la cultura indígena en ese municipio, su existencia data de 1700, en ese entonces se constituía en la única autoridad política y administrativa de gobierno, contaban con sus autoridades y sus instituciones, policía, justicia, fiscales.

Con el tiempo “se ha reducido a un rol casi espiritual y celebrativo”, desde que se ha creado una nueva institucionalidad que se ha puesto por encima del cabildo. Ahora los asuntos político-administrativos son de la Alcaldía, la Gobernación y demás instituciones.

Es prácticamente el único cabildo que ha mantenido las tradiciones de sus ancestros, no ha sucedido lo mismo en los otros cabildos y misiones jesuíticas, donde otros son los que celebran sus fiestas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró el 5 de diciembre de 2012 a la celebración beniana de “Ichapekene Piesta” como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La Ichapekene, es la fiesta mayor de San Ignacio de Mojos, se realiza entre la última semana de julio e inicios del mes de agosto. Se trata de una colorida festividad, en la que los bailarines disfrazados con plumas multicolores y máscaras de madera representan a animales y se pasean en procesión llevando las imágenes de San Ignacio y Santiago Apóstol.

El 2011, mediante Ley 172 el Gobierno también declaró Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado plurinacional de Bolivia. Estableciendo de prioridad nacional la preservación y promoción de sus ritos, danzas, vestimentas, música y demás expresiones culturales propias de esta festividad.

En los años 90, un encuentro de exMisiones Jesuíticas declaró San Ignacio de Mojos como “Capitán espiritual de las exmisiones jesuíticas”, en reconocimiento a la “vitalidad del cabildo”.

El Cabildo Indigenal es una parte fundamental de la historia y cultura del municipio, porque es la institución que perdura desde hace más de tres siglos, porque, además, conserva las tradiciones y la herencia misional del siglo XVIII.

“Sin el cabildo y sin la preservación de la fiesta no hay sentido del Patrimonio Cultural Inmaterial”, sostiene el padre Fabio Garbari, párroco de la iglesia de San Ignacio de Mojos.

El Senado el año pasado rindió un homenaje al Cabildo precisamente por su labor en la preservación de las tradiciones, historia y cultura del pueblo Mojeño Ignaciano, que aporta al desarrollo turístico del municipio beniano.

A su cargo está la organización de todo el ciclo de las fiestas que empieza con la Navidad, Carnaval, Cuaresma, Semana Santa, además de la fiesta declarada patrimonio inmaterial.

En consecuencia, la declaratoria de patrimonio de la Unesco “dice que la responsabilidad de esta fiesta es del Cabildo Indigenal, por lo tanto, la vida del cabildo es condición para que este patrimonio pueda seguir adelante”, precisa el sacerdote.

La Alcaldía y los comerciantes atentan contra la autoridad del Cabildo

El Cabildo Indigenal de haber sido dueño de grandes extensiones de tierra que nunca las tituló ahora solo cuenta con una plazuela Lorenza Congo, detrás de la parroquia, donde se realiza el jocheo de toros y el palo encebado.

Las tierras fueron cercadas y hoy tienen dueños que son privados y ganaderos, también hay comerciantes del interior de otros departamentos, que, conjuntamente la Alcaldía afectan la vida del Cabildo Indigenal.

Garbari cuenta a la ANF que hace muchos años la Alcaldía expropió terrenos y los transfirió en calidad de donación al Cabildo, cuenta con todos los documentos de propiedad los que están inscritos en Derechos Reales.

“La alcaldía expropió ese año incluso de unos cinco propietarios para aumentar este espacio y lo donó al cabildo. El cabildo el 2003 perfeccionó esta donación que está en Derechos Reales", precisa.

Desde hace tiempo, alquilan una mínima parte de la plazuela para que 20 comerciantes se asienten, los recursos les sirven para cubrir una serie de necesidades que tienen como el pago de servicios y otras actividades de manutención y de logística.

“El problema es que los comerciantes del interior que están asentados en San Ignacio y que están alrededor de la plaza y tienen tiendas y negocios ven como una competencia ambulante en la plazuela y no les gusta, y son ellos los que hacen la guerra (al cabildo)”, explica Garbari a este medio de comunicación.

Sostiene que lo verdaderamente “jocoso” es que para impedir que el Cabildo Indigenal pueda alquilar una pequeña parte de la plazuela, lo acusan de estar afectando el patrimonio cultural y poner en riesgo ese título.

Según el director de Desarrollo Humano del Gobierno Autónomo Municipal de San Ignacio de Mojos, Berardo Selum, se está “defendiendo lo que es el patrimonio” y que el título incluye algunos espacios físicos.

“La plazuela del jocheo de toros que se ha convertido en un mercadillo de ventas y ambulantes y son patrimonios. Somos ganadores de cuatro títulos a nivel nacional e internacional”, sostuvo.

Pese a que, ni la declaratoria de la Unesco ni la del Gobierno hace referencia a bienes materiales, el funcionario edil insistió que el Cabildo Indigenal estaría afectando dicho patrimonio al referirse a la administración de la plazuela Lorenza Congo.

Este criterio es “falso”, afirma Garbari, con base en la información de la declaratoria de la Unesco, porque no tiene nada que ver con la plazuela, ya que se trata de un “patrimonio inmaterial”, sino es un reconocimiento a la fiesta patronal que ha mantenido por cientos de años la esencia de la cultura.

Para desbaratar ese discurso, el sacerdote señaló que, si el patrimonio fuera “material”, la Alcaldía tendría que hacer que se tumben las viviendas de muchos ganaderos y comerciantes porque no tienen el estilo misional.

El corregidor del Cabildo Indigenal Santiago Noza lamentó que las autoridades municipales pretendan utilizar de manera errónea los títulos que fueron otorgados a la fiesta mayor de San Ignacio de Mojos que es preservada por el cabildo, atentando a la sobrevivencia del cabildo.

“Nosotros seguimos manteniendo la cultura viva. Nosotros hasta ahora seguimos cuidando la cultura que nuestros abuelos nos dejaron. El Cabildo lo hace, nadie más lo puede hacer”, manifestó.

Detalló que el Cabildo tienen muchas necesidades y no tiene ingresos para disponer, por esa razón las autoridades decidieron alquilar una parte de la plazuela, lo que les genera algunos recursos básicos para disponer.

“Con esos recursos seguimos manteniendo el cabildo, si no hubiera eso ya no hubiera el Cabildo Indígenal, pero las autoridades nos los quisieron quitar. Estamos luchando para seguir manteniendo la cultura viva”, insistió Noza.

Para regular el asentamiento de comerciantes, el cabildo –incluso- ha elaborado un reglamento en el que puso límites, por ejemplo, no pueden ser más de 20 comerciantes dentro de la plazuela, solo los días sábado y domingo y en horarios fijos. Reglamento que fue aprobado por el propio municipio.

El corregidor también lamentó que el alcalde Juan Carlos Abularach pretendió culparles de que serían los responsables si les quitan los títulos obtenidos. “Nos dijo que si seguimos metiendo gente a la plazuela nos iban a quitar los cuatro títulos”.

Pero las autoridades indígenas indagaron y comprobaron que las menciones establecen todo lo contrario de las advertencias del burgomaestre.

El alcalde les propuso otorgarles Bs 1.000 al mes para los gastos del Cabildo Indigenal, y aunque las autoridades indígenas reciben con agradecimiento este aporte, creen que el cabildo tiene derecho a decidir sobre un bien que es de su propiedad.

Noza reivindica el derecho de las autoridades indígenas a tomar decisiones, incluso en la visión del Estado plurinacional que reconoce la capacidad autónoma de los indígenas. En esa línea, continuarán alquilando espacios en la plazuela.

“El otro día uno de los caciques decía ‘el patrimonio somos nosotros’. Nunca más acertada la frase”, comenta el padre Fabio Garbari.

 

Imagen e información de noticiasfides.com