Este artículo lo ha sugerido el hecho de que los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, como encuentro con Dios y como escuela de discernimiento, se han convertido en la primera Preferencia Apostólica Universal de la Compañía de Jesús[1], después de una consulta a todas las provincias y de la confirmación explícita del Papa Francisco.

Entonces surge la pregunta: ¿qué es hacer de verdad los Ejercicios Espirituales de San Ignacio? Se parte de la experiencia de que en realidad se dan y se hacen muchas formas y clases de Ejercicios de San Ignacio. Él mismo nos habla en el texto al menos de tres clases: los ejercicios leves, los de la vida ordinaria y los completos en retiro según EE. 18, 19 y 20. En este artículo nos vamos a referir no solo a los Ejercicios completos de treinta días en retiro y a los Ejercicios completos en la vida ordinaria, sino también a la repetición anual de ocho días de quienes han hecho los Ejercicios completos en retiro o en la vida ordinaria. 

La pregunta a la que se trata de contestar se puede formular así: ¿Qué es lo esencial y típico de los Ejercicios ignacianos? Evidentemente la respuesta que se intenta dar no es ningún dogma de fe, sino que se escribe para estimular la reflexión y mejor puesta en práctica de lo que es hoy la primera Preferencia Apostólica Universal de la Compañía de Jesús y de todas sus obras en el mundo.

Al mismo tiempo se pretende justificar el hecho que a los Ejercicios Espirituales de San Ignacio se les haya puesto en este lugar privilegiado. Nos parece que en el mundo actual, tanto en el secularizado como en el que todavía lo religioso ocupa un puesto importante en la sociedad, los Ejercicios son una forma de evangelización que permite por una parte asimilar la Palabra de Dios y por otra propiciar una experiencia espiritual de especial profundidad. La tantas veces citada idea de Karl Rahner de que los cristianos del siglo XXI o son místicos o dejarán de serlo, es una buena introducción a esta interpretación que se intenta dar de lo esencial de los Ejercicios. También se intenta responder a un interrogante frecuentemente formulado sobre los Ejercicios: ¿por qué no nos convierten los Ejercicios?

La respuesta que se da no pretende ser algo totalmente novedoso. Esencial de los Ejercicios es, para quienes los hacen, aquello sin lo cual no podemos conseguir su finalidad, y para quienes los dan, ofrecer de ellos un enfoque auténtico de ellos.

Lo esencial de los Ejercicios lo constituye un binomio inseparable, pero en el que las dos partes del binomio, siendo ambas imprescindibles, no tienen la misma prioridad. La primera parte del binomio la constituye la entrega total de la persona a la experiencia, expresada sea en la anotación 5ª, sea en la tarea de quitar de sí “todas las afecciones desordenadas” de nuestro corazón EE. 1. Este primer binomio constituye el aporte de nuestra libertad ayudada por la gracia, lo que nosotros tenemos que hacer. El segundo binomio es lo que hace Dios en los Ejercicios Espirituales, es dejar que Dios descubra su voluntad para nuestra vida, ese sentirse “abrazado” y envuelto en “su amor y alabanza”, en una experiencia directa de Él “sin intermediario” EE. 15.

Si no se dan estos dos elementos no hay ejercicios de San Ignacio, y por eso los Ejercicios de San Ignacio no nos pueden cambiar ni convertir.

Pero al mismo tiempo hay que decir que estos dos elementos no tienen el mismo peso, ni la misma importancia. El segundo elemento tiene la prioridad: la obra de Dios en nosotros, la acción de Dios en nosotros, la experiencia de Dios en nosotros, es el punto principal de los dos elementos. San Ignacio en la autobiografía expresa vivencialmente esto: “si no hubiera escritura que nos enseñase estas cosas de la fe, él se determinaría a morir por ellas, solamente por lo que había visto” y experimentado (Autobiografía n.29).

Como se ve, con lo dicho no se ha descubierto nada, pues muchos autores hoy para explicar lo que son los ejercicios de San Ignacio utilizan no solo el n.1 de los Ejercicios sino también el n.15. Y para expresar la conjunción de ambos se refieren como un ejemplo al n.16 de los mismos Ejercicios.

Es normal que los Ejercicios no den sus frutos cuando uno no se entrega a ellos con toda la persona. Quizá sea esta una de las razones más frecuentes de su bagatelización. Pero no es este el punto que se quiere acentuar en estas líneas. Lo que se quiere desarrollar un poco de los Ejercicios es la honda experiencia de Dios que es típica de ellos. Por ello el enfoque de estas páginas se orienta en primer lugar a hacer ver la importancia y prioridad que tiene en  los Ejercicios la experiencia de Dios, la acción de Dios experimentable en ellos, y por tanto el cuidado que debemos de poner quienes damos los ejercicios para propiciarla y convencer al ejercitante que lo más importante de los Ejercicios no es lo que él hace, sino lo que Dios hace en él, que lo más importante no es nuestro esfuerzo –totalmente indispensable como apuesta de nuestra libertad- sino el don de Dios que se recibe. No podía ser menos en una experiencia que quiere ser cristiana y en la que Dios siempre es el que ama primero.

Un último punto antes de terminar esta breve introducción. ¿Qué relación tiene esta experiencia de Dios, esta acción de Dios en nosotros con el término “místico”? Como fácilmente se puede colegir de todo lo dicho anteriormente, el primer binomio de lo esencial de los ejercicios lo constituye la entrega total de nuestra persona a la experiencia, y equivaldría al aporte ascético, lo que nosotros debemos de poner para hacer posible el encuentro con Dios. Mientras que el segundo binomio es el aporte místico. Pues ¿qué otra cosa es en su núcleo la vivencia mística que el experimentar la acción de Dios en uno? Lo ascético es lo que yo hago mientras que lo místico es lo que hace Dios y que yo puedo experimentar. Y esto abarca desde la experiencia de una sencilla consolación hasta las gracias más elevadas del matrimonio espiritual.

Para hacernos conscientes de la importancia que Ignacio concede a la acción de Dios en nosotros –acción de Dios, quisiéramos acentuar, experimentable- escogeremos tres puntos que nos parecen claves en todo el proceso de los Ejercicios, sin intentar hacer un estudio exhaustivo de la materia:

            a.- el tratadito de Ignacio sobre la elección en EE.169-189;

            b.- las peticiones y coloquios del proceso de los Ejercicios,           

            c.- la experiencia de las mociones espirituales y su discernimiento a lo largo de los Ejercicios

 

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[1] Arturo Sosa “Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús 2019-2029