Desde hace algún tiempo una situación de tensión se ha instalado en el país. La violencia entre pandillas armadas en el área de La Saline por el control del mercado de Croix-des-Bossales, (el mercado público más grande en el área metropolitana). Hubo informes de 15 a 25 muertes debido a la violencia de pandillas, de robos en las casas y violación de mujeres en los distritos populosos en conflicto. Una situación que puede exacerbar los nervios de los más optimistas: la depreciación galopante de la moneda (gourde) de más del 15% en algunos productos. El alto costo afecta significativamente las condiciones de vida de la población, con un acceso cada vez más difícil a los servicios básicos.

Los grupos armados chocan continuamente en las afueras de Puerto Príncipe. Algunas imágenes impactantes de personas asesinadas por balas o linchadas sobre pilas de basura han sido distribuidas ampliamente por las redes sociales.

Las organizaciones populares / políticas invitaron a la población a tomar las calles para la celebración número 215 de la victoria de la batalla de Vertières (18 de noviembre de 1803). Estas organizaciones exigen una rendición de cuentas clara en el marco del despilfarro de fondos "PetroCaribe" asignados a Haití por el gobierno venezolano, y que se sigan sentencias ajustadas a la ley. También demandan la salida del presidente titular.

El sábado 10 de noviembre de 2018, en la plaza de Vertières (Cap Haitien), Jean-Charles Moise (líder de una plataforma política opuesta al gobierno) en lugar del bicolor reconocido por la Constitución de 1987, erigió una nueva bandera bicolor rojo y negro. El 14 de noviembre de 2018, el mismo líder en una rueda de prensa, anunció su intención de hacer hondear la nueva bandera de la revolución iniciada por él en todos los puntos importantes del país.

El sábado 17 de noviembre el temor era palpable y casi generalizado entre los ciudadanos, que esperaban la movilización programada para el día 18. Se escucharon disparos durante la tarde del 17 en varias arterias de Puerto Príncipe y en todo el país.

El 18 de noviembre se paralizaron las actividades regulares del domingo. Los lugares de culto eran escasos, el tráfico prácticamente inexistente. Desde entonces, los ciudadanos se han quedado estancados en casa. Las escuelas, las instituciones públicas y privadas, así como el comercio, aún mantienen sus puertas cerradas hoy miércoles (21) por el tercer día de la huelga, pidiendo la salida del presidente Jovenel Moise. Sin embargo, se puede ver una tímida recuperación de actividades. Algunos supermercados, pequeños comercios y transporte público están mínimamente.

En el nivel de nuestras comunidades jesuitas se ha hecho intentos para regresar al lugar de trabajo. Sin embargo, se siente el peligro en las calles. Todavía se escuchan disparos en diferentes lugares. Se requiere precaución porque la situación sigue siendo complicada y volátil. En cualquier momento, en cualquier lugar, cualquier cosa puede pasar. Nadie esta a salvo. El padre André (más de 90 años) no ha podido volver al noviciado. Todos los viajes y actividades programadas, todas las reuniones han sido canceladas. Estamos en la alerta. Para una población que vive día a día, la situación se vuelve cada vez más insostenible. La población ha sido abandonada a su suerte. La incertidumbre aquí es lo más cierto. El Presidente de la República está desautorizado en todas partes y parece no tener control sobre la situación.

Por nuestra parte, creemos que la salida del presidente no arreglará nada en absoluto. No hay alternativa válida. La oposición es tan incompetente e impopular como el gobierno. La crisis ha hecho metástasis. Cualquier solución duradera parece pasar por un cuestionamiento sereno de un sistema que es una máquina de exclusión, miseria e injusticias. ¡Un mañana mejor no es para mañana!

Puerto Príncipe, 21 de noviembre de 2018

Padre Jean Denis SAINT-FÉLIX, S.J

Superior de los jesuitas en Haití