El pasado mes de marzo, la intención de oración del Papa Francisco por la evangelización tuvo como tema principal: “Para que toda la Iglesia reconozca la urgencia de la formación en el discernimiento espiritual, en el plano personal y comunitario”.

Pero, ¿por qué el Papa Francisco propone rezar para que toda la Iglesia reconozca la urgencia de la formación en el discernimiento espiritual? ¿Por qué el Papa ve este tema como una urgencia? 

Estas preguntas fueron respondidas por el P. Frédéric Fornos SJ, Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa y del MEJ, quien explicó para el Vatican News todo lo que significa discernimiento espiritual. Desde la Oficina de Comunicación Institucional de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) repicamos está información, como parte de una campaña informativa que desarrolla este mes, para dar a conocer y entender de forma más profunda el “discernimiento”.

Yo diría que hay un analfabetismo espiritual. La mayoría de los cristianos desconocen el discernimiento espiritual. Para entrar en la vida no basta con observar los mandamientos o las reglas de la Iglesia, ni el tener una rectitud moral o una convicción intelectual sobre lo bueno de su mensaje. Es lo que Jesús dio a entender a aquel hombre que observaba los mandamientos de Dios en su vida, y al cual guardó con cariño, pero a su vez a quien pidió ir más lejos: "si quieres entrar en la vida ven y sígueme" (Marcos 10, 17-22). O como a Nicodemo, el cual era un maestro de la Ley, pero el Evangelio nos dice que estaba en la noche. Es a él a quien Jesús le dice que tiene que nacer de nuevo, nacer de arriba, nacer a la vida del Espíritu: “El viento sopla donde quiere, y oyes su rumor, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que nace del Espíritu” (Juan 3, 1-21).

Para seguir a Jesús, para ser su discípulo, no basta con observar los mandamientos y la ley, hay que nacer a la vida del Espíritu. ¿Qué quiere decir? Quiere decir estar despierto a nuestra vida interior, espiritual, a la acción del Espíritu Santo en nuestra vida.

San Pablo habla del discernimiento espiritual en sus cartas. Es esencial para toda la tradición espiritual de la Iglesia. Es un tesoro de toda la tradición monástica, desde los Padres del desierto, y en particular con Evagrio Pontico, llamado "el escrutador del alma". Un tesoro de sabiduría espiritual que San Ignacio de Loyola recogió en sus Ejercicios Espirituales, con 22 reglas de discernimiento espiritual para ser dóciles al Espíritu del Señor y despiertos a su acción.

¿Pero, qué significa el discernimiento espiritual?

No hay discernimiento espiritual si no somos capaces de escuchar, ver, sentir lo que ocurre en nosotros, en nuestro corazón. Y no solamente percibirlo pero reconocerlo, nombrarlo, haciendo diferencias entre los diversos movimientos interiores, emociones, sentimientos. Estar alegre y contento no es la misma cosa. Produce algo diferente en nosotros. Distinguir y reconocer los movimientos de nuestra afectividad hace parte del discernimiento. La afectividad hace parte de la dimensión relacional del ser humano y es esencial para el discernimiento. No se hace el discernimiento con la cabeza pero estando atentos, despiertos, a lo que sopla en el corazón humano y lo pone en movimiento. El Señor, por su Espíritu, nos habla a través los movimientos de nuestra afectividad. Hay que reconocerlos. Reconocer su voz en medio de tantas otras voces. Esto es discernir para decidirse a seguir su voz, la cual conduce a la vida.

No hay discernimiento sin oración y sin un profundo conocimiento de la Palabra de Dios, la cual nos ayuda a reconocer la voz de Jesús en medio de tantas otras. Su melodía. Formarse al discernimiento espiritual para ser dóciles al Espíritu del Señor, reconociendo la voz del buen pastor que desea dar la vida en abundancia, para seguirla, significa también no dejarse seducir por otras, la del ladrón “que solo viene a robar, matar y destruir” (Juan 10). Discernir, como decía, no es reflexionar sino antes de todo escuchar los que ocurre en nuestro corazón para elegir lo que nos conduce a la vida y descartar lo que nos conduce a la muerte. Jesús nos dice: “Yo he venido para que tengan la vida y la tengan en abundancia”. Discernir es reconocer el combate espiritual en el cual estamos para no caer en la trampa del “enemigo de la naturaleza humana”. Sin Discernimiento no sólo somos ciegos al nivel personal, pero también comunitario.

Por eso formarse al discernimiento espiritual es esencial para la vida de la Iglesia, esencial para reconocer lo que el Señor dice a la Iglesia, para reconocer los llamados del Espíritu en una comunidad, una parroquia, y percibiendo el combate espiritual no dejarse engañar por el enemigo, el diablo. Sin formación al discernimiento espiritual puede ser más difícil entender la Exhortación Apostólica post-sinodal Amoris Leticia, la “Alegría del Amor”. No hay discernimiento espiritual y pastoral sin oración, escucha de la Palabra de Dios, y una correcta formación de la consciencia. El Papa Francisco, no ofrece recetas, pero invita a discernir las situaciones personales y comunitarias, a ponerse a la escucha del Señor.

"La Iglesia hoy necesita crecer en la capacidad de discernimiento espiritual... El tiempo en el que vivimos nos exige desarrollar una profunda capacidad para discernir… Discernir, de entre todas las voces, cuál es la voz del Señor, cuál es la voz de Él que nos conduce a la Resurrección, a la Vida, y la voz que nos libra de caer en la cultura de la muerte”, manifestó el Papa en su oración.

 

Fuente: Vatican News