El Programa Fabro ha permitido a algunos compañeros apostólicos de Pasto (Colombia) vivir la experiencia de los Ejercicios Espirituales como un camino de encuentro con Dios y de reconocimiento como constructores de una mejor humanidad. Se vivieron dos alternativas: la primera con Ejercicios Espirituales de 8 días con 5 colaboradores, y una experiencia de 2 días con compañeros de las diferentes obras, a la cual asistieron 20 personas.

Los asistentes tuvieron una gran apertura a esta experiencia reveladora ante sus vidas y muy significativa al reconocerse amigos en el Señor y caminantes hacia un mismo fin, para juntos encontrar la felicidad en el amar y el servir.

Las vivencias de esta experiencia de Ejercicios Espirituales con los compañeros apostólicos marcan un nuevo comienzo en el servicio, y es realmente impactante el escucharlos, ver cómo la visión ante la vida se transforma, como empiezan a sentirse raíces de un mismo árbol para crecer juntos en la fe y en el amor.

El tocar sus vidas, sus historias de la manera tan espiritual como lo propone Ignacio, ha impactado desde lo más profundo su cotidianidad, sacándolos de la rutina del “hacer” para cambiarlo en un “vivir para construir”, no solo en la Compañía si no empezando desde su espacio personal, así lo plantean en sus bellos y sentidos testimonios donde reconocieron el amor infinito de Dios que los invitan con ternura a “replantear y organizar sus desordenes para con valentía tomar la riendas de lo que se quiere ser y, por ende, tomar la decisión de actuar” y si vienen con la firme decisión de amar, reconocen la riqueza de la Espiritualidad que nos convoca a trabajar en compañía.

“Los Ejercicios Espirituales son un tesoro de la Compañía de Jesús para descubrir nuestro propósito y vocación reconociendo a Dios en todas las cosas y en cada uno de nuestros roles”, “ha sido un acto de transformación, de fortalecimiento de fe, descubrimiento de Luz y vivir profundamente la presencia de Dios”, “nos ofrece la manera de crecer como seres humanos con valores, justos y equitativos”, “te llevan a mejorar y disponerte al servicio social como lo dispone las PAU de nuestra compañía en todo amar y servir”. Sus vidas se sintieron tocadas de la manera más sutil pero profunda.  

Así lo afirma Juan Pablo, “fue un llamado que causó expectativa y gran alegría, principalmente el retiro lo lleva a ver la vida de cada uno desde la mirada de Dios y comprender algunos sucesos que lo llevan a encontrarse y sentir un Dios grande que está en todo, en el aire, en la naturaleza, y significa un compromiso personal hacia los demás, como significan las PAU de la Compañía”.

De igual manera, aunque en un tiempo más reducido, para los 20 participantes de los Ejercicios Espirituales fue una experiencia reveladora, fue muy bonito ver al personal de servicios generales, con personal administrativo trabajar juntos y a la vez sentir tocada su vida por la vida de Ignacio, que los invita a imitar y seguir a Cristo, dejándose cautivar por Él, para más amarle y servirle en los demás.

Que importante fue para ellos reconocer que la santidad es un camino y un bien posible, que surge del amor y la determinación de vivir plenamente el Principio y Fundamento para el que Dios los ha creado, para lo cual se hace necesario trabajar en esa comunicación profunda, de entrega y confianza, que bajo su gracia permitirá ir encontrando aquello que es necesario ordenar, experimentando la paz y el perdón que deja su presencia.

Han sido experiencias enriquecedoras y profundas que dejan en los compañeros apostólicos la alegría de vivir y trabajar unidos en el Señor por una sociedad que necesita de la humanidad de cada uno para mirar con esperanza el mañana, siendo protagonistas de la construcción del reino de Dios.

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Imágenes e información de Jesuitas Colombia