En su 11° y último videomensaje, basado en su libro "En camino con Ignacio", el P. General nos recuerda que todos somos colaboradores "de una mies inmensa que no nos pertenece". A continuación transcribimos su mensaje:

 

Cuando alguien decide colaborar con otra persona en un proyecto o tarea, lo hace desde el convencimiento de que sus talentos, dones y habilidades pueden ayudar a alcanzar el fin común que se proponen. Colaborar es entregar generosamente lo propio en aras de un sueño común. 

Desde la fe cristiana, todos los bautizados compartimos una misma llamada a colaborar en la misión de Cristo, cada cual desde su vocación específica, que en el caso particular de los que vivimos nuestra fe desde la espiritualidad ignaciana, se traduce en colaborar a través del servicio de la fe y la promoción de la justicia. Así contribuimos a la reconciliación de todas las cosas en Cristo.

Los jesuitas nos hemos comprometido a caminar junto a otros, respetando y alentando la riqueza de las vocaciones particulares que suscita el Espíritu y aprendiendo del modo en que el Eterno Señor de todas las cosas se manifiesta a través de ella.

Queremos aprender a ser mejores religiosos, presbíteros y hermanos, colaborando con laicos y laicas, con el clero, la vida consagrada, con los miembros de otras comunidades cristianas y de otras religiones, así como con tantas personas de buena voluntad que trabajan por un mundo en el que cada día sea más patente la necesaria reconciliación con Dios, con los demás y con la Creación, es decir, un mundo más parecido al Reino que nos anuncia Jesús.

Los jesuitas creemos que colaborar con otros y otras, en la misión de Cristo, nos enriquece. Nos ayuda a reconocer los acentos particulares de nuestra vocación y nos hace valorar con mayor hondura y compromiso las demás vocaciones dentro de la Iglesia.

Reconocernos colaboradores de la misión de Cristo nos hace humildemente conscientes de que somos trabajadores de una mies inmensa que no nos pertenece y, además, que de ninguna manera podríamos abarcar por completo. Por ello, renovamos nuestro compromiso de colaborar con el dueño de la viña para que junto a otras personas podamos ayudar a ir haciendo posible, con nuestras opciones, palabras, gestos y actitudes el sueño de Dios para toda la humanidad.

Te animo a que no tengas miedo de poner tus dones al servicio de la misión de Cristo.

 

Puedes rezar, personal y comunitariamente, con los puntos de oración al final del décimo primer capítulo del libro "En camino con Ignacio" del P. Arturo Sosa, SJ.

 

Imagen e información de Jesuitas Global