El verdadero creador es la necesidad, decía Platón en La República y, en el caso de los ejercicios espirituales, ha sido la necesidad la que ha despertado la creatividad de los acompañantes espirituales durante esta pandemia. El confinamiento sacó a la luz la búsqueda espiritual de numerosos y diversos grupos de personas y, como respuesta generosa, muchos hombres y mujeres de Latinoamérica se unieron a los centros de espiritualidad ignaciana de todo el continente para acompañar diversas adaptaciones de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola.

Tras los meses que ha durado la pandemia los frutos del acompañamiento espiritual a distancia se han hecho evidentes y dignos de compartirse. Por eso, en septiembre de 2020, nos reunimos de forma virtual 70 acompañantes para recoger y sistematizar la experiencia y sus frutos. En este encuentro se revisaron dos aspectos principales del acompañamiento espiritual a distancia: los aprendizajes obtenidos y las preguntas que quedan.

La experiencia reflexionada provino sobre todo de las varias tandas de ejercicios breves acompañadas durante el confinamiento. Estas tandas fueron una adaptación muy breve de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. En ellas, los y las ejercitantes recibían cada día, por medios electrónicos, una guía de oración y un video de 15 minutos, explicando la guía. Con ella debían orar una hora al día, durante quince días. En ese periodo podían tener hasta cuatro entrevistas de media hora con un o una acompañante espiritual que les ayudaba a distinguir la voz de Dios y decidir cómo responder a ella. Aunque fueron cortos en duración, estos “retiros” a distancia dieron grandes frutos. A la fecha han tomado estos retiros más de 1200 personas, con evaluaciones muy positivas, tanto de quienes vivieron el retiro como de quienes acompañaron.

En menor número, pero no con menor significación, también se reflexionó sobre la experiencia de los ejercicios espirituales completos a distancia, que tienen una duración de 10 meses, y que algunas y algunos de nosotros han ofrecido para más de 100 personas, en diversas ocasiones, durante varios años.

El camino recorrido hasta ahora como acompañantes a distancia ha sido causa de tanta consolación, y es un fenómeno tan nuevo en la iglesia y en la espiritualidad, que nos ha parecido importante compartir el resultado del encuentro, a manera de orientaciones generales que puedan ser útiles a otros.

Es conveniente hacer algunas advertencias al lector o lectora:

Tanto en el encuentro como en estas orientaciones tratamos de abordar sólo lo referente al acompañamiento a distancia y no sobre el acompañamiento en general. Esto, porque la cantidad de acompañamientos a distancia está creciendo, porque nos parece que se ha escrito poco sobre los modos a distancia, y porque deseamos promover una reflexión más amplia sobre estos nuevos modos.

Estas orientaciones están hechas para acompañar ejercicios y no para darlos. Es decir, no están pensadas para quienes desean organizar y dirigir ejercicios a distancia o una adaptación de ellos, y que buscan ideas sobre cómo ofrecer los puntos de meditación, o los horarios adecuados, materiales, medios, etc. Sin embargo, creemos que podrían ser de utilidad para éstos.

Preferimos la formulación a distancia, en lugar de en línea. De este modo tratamos de incluir los medios telefónicos, para los cuales el término en línea podría resultar impreciso. Sin embargo, no nos oponemos al uso de este último, que es el más extendido.

Finalmente, deseamos que se usen como orientación, no como reglas. Buscan compartir lo aprendido para quienes desean comenzar o continuar esta práctica, así como para quienes desean reflexionar sobre los nuevos modos que usamos en nuestro ministerio. Deseamos dialogar con otros para seguir discerniendo el camino que se inicia. Al parecer, la pastoral a distancia de la espiritualidad ha abierto un nicho propio que subsistirá tras el confinamiento.

Agradecemos a todos los acompañantes que participamos en la reunión, Selia Paludo, a Ramón Corona, a José Suárez, S.J., y a los integrantes de la CLACIES cuyas experiencias particulares estimularon nuestro trabajo durante la reunión. Agradecemos también a los acompañantes reunidos virtualmente, por la generosidad con la que compartieron sus experiencias y ayudaron a organizarlas; a Alfredo Aguilar por su minucioso apoyo con las tecnologías de inscripción y reunión en línea; y, finalmente, a Conchita Arias, Ana Lilia Balé y Sandra Corona, por la sistematización de los aportes recibidos.

 

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Artículo Epiritualidad enero 2021 - Orientaciones para acompañar ejercicios a distancia